Edward Ramos Déjenme decirles
Mientras miraba unos celulares, apareció un tipo en la tienda que gritó: “no ha venido pelo de tuerca”, la muchacha encargada le respondió: “si, si vino, pero se fue con mensajito. Pues dígale voy a estar en la casa de digital”. Hombre –me dije a mí mismo- ahora hasta los apodos son modernos. El tipo se despidió de los vendedores y apretándole la mano a uno de ellos, antes de despedirse le dijo: pórtate bien, pórtate bien, punto com. Le pregunté a la encargada: quien en ese muchacho tan alegre. Ella me respondió: “ah ese loco, es el hermano de recarga, una que trabaja aquí, pero hoy tiene el día libre”.
Luego llegó un negrito a comprar una tarjeta: “ajá pantalla cómo éstas? Bien, teclado y vos? Más o menos –dijo el negrito- se ven macizos estos celulares, son de los que agarran tres chips verdad? Así es, ve y a propósito que se ha hecho chipo tu primo? Ese negrito es bien vacilador. Ahí está, respondió teclado, nada más que anda enamorado de aquella jodida que le dicen arroba, la conoces verdad? Ah sí, ya se quien es, esa anduvo loqueando con C.P.U., aquel fregado de la costa.
Cuando salí de la tienda de celulares, me enteré que todas las piezas de una computadora las han invertido en apodos. Es que nadie escapa de que le pongan un sobrenombre. Llegué a una pulpería y un señor preguntó: doña no ha venido mojón por aquí? No dijo la pulpera- quien estuvo aquí fue cara de crimen, el papa. El don dió la media vuelta, la señora sonrío y me quede mirando. Me imagino que ya va a escribir eso en su columna. También sonreí y le dije que si habían muchos apodos en el barrio. –huy- dijo la doña, es lo que más abunda. Mira a esa señora chaparrita que va por allá, sabe cómo le dicen?, la pedos bajitos, aquí hay de todo.
“Me vende un cigarrillo –dijo un cliente- pagó y se fue. Ese por ejemplo, el que acaba de comprar el cigarro, a ese le dicen pellejo pelado, se fijó en la piel, es que tiene cativí. En aquella es quina vive Margara Bollo, en la potra casa hay un zapatero apodado tacón alto, el que viene allá es sapo triste y más adelante, en aquella casa amarilla vive una doña a la que le han clavado lechuga juca, no se por qué, pero así le dicen. A la vuelta vive un pelón que le dicen capucha, a la mujer la apodan gallina loca y a la hermana de ella, una flaca payula, le apodan longaniza de pobre.
Mas adelante, en la puerta de una tienda estaba su propietario don Ramiro, lo saludé y le pregunté: ajá don Ramiro y que tal de apodos por aquí? Lanzando una carcajada dijo: clientes, amigos y vecinos, todos tienen un apodo, miras esa vendedora que está en el mostrador, sabes como le dicen?, naríz de paila jajajajajaja, aquí he conocido a verdura podrida, a campana herida, butuco con alas, nariz de mosca, lomo de teja, ojos de bagre, pelo de zancudo, hormiga caliente, tatas de pulga, almuerzo en seco, orejas de chancho, en fin, abundan los apodos, fíjate que yo creo hay quien no tenga su adorno jua jua jua!
Hay mujeres que tienen una memoria sorprendente para los apodos, es el caso de una vendedora de baleadas, anduve indagando por la esquina donde se pone a vender todas las tardes: “pues vea, aquí hay varas oficinas públicas donde tengo buenos clientes, la mayor parte no se conocen por sus verdaderos nombres, solo por sus apodos, hay una gorda que le dicen cocacola en bolsa, al novio que es flaco lo apodan las seis en punto, hay un abogado medio pelón que le dicen milpa grande, también aquí viene a comprar Raúl Vampiro, así le dicen al conserje porque le faltan las defensas en el pico jua jua jua… aquella gordita que viene allá, que es más pu… raque las gallinas, le pusieron bubucha retozona, y tiene un hermano al que le dicen caca de chancho.
Aquel señor chelito que está en la esquina se llama Allan, bebe todos los días, y en la oficina le dicen alambique. Al jefe de esa oficina lo apodan el sacapuntas, dicen que a cada empleada nueva que llega, le pide que le saquen punta al lápiz jua jua jua. No hay por dónde pasar don Jorge, aquí puede conseguir miles de apodos, ve allá viene chucho atropellado. Le pregunté el origen de ese apodo. Ahh es que le dicen así porque un día que andaba bolo, le dio por ladrar como los perros, en eso pasó un bus y lo atropelló, por eso le clavaron cucho atropellado.
Aquellos que están en la esquina pertenecen a la resistencia, todo el mundo les dice “los resistoleros”, y por aquí pasa un loco de bigote que pasa diciendo: correcto, correcto, por eso le han puesto Mel dos. vengase a la hora de almuerzo, aquí si hay material de sobra. Me despedí dela vendedora: “a lo mejor le presento a una doña que le apodan la metralleta, esa vieja no para de hablar”.
Como ven, en Honduras tenemos verdaderas fábricas de sombrenombres, es raro y contado quien no tenga un nombrete, aunque muchos no se dan cuenta como les dicen.
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